
Mi pseudo pareja era un impresentable que desapareció derepente dejándome sola, sentada en un banco en medio de un parque, en algún lugar de la ciudad. Me planteé marcharme cuando un gemido llamó mi atención y es que la tentación es algo que llega por sorpresa y difícil de evitar, miré a mi alrededor.
Una chica retumbada sobre un coche era penetrada por un tipo al que yo no alcanzaba a ver la cara, pero eran jóvenes, tal vez un par de años más que yo, me escandalicé un poco, además aun era algo inocente por aquel entonces y esto me producía rubor, pero no me sentía capaz de apartar la mirada. Apreté las piernas e hice fuerza hacia el banco con el trasero, puse la mano derecha sobre mi muslo y consciente o inconscientemente esta se movió hacia esa parte de mi cuerpo que palpitaba de necesidad, sobrealimentada por el espectáculo que me estaban dando.
Él levantó la vista y topó con mis ojos curiosos, no se si lo vi o lo imaginé, pero juraría que sonrió y aceleró el ritmo del vaivén de sus caderas.
Él levantó la vista y topó con mis ojos curiosos, no se si lo vi o lo imaginé, pero juraría que sonrió y aceleró el ritmo del vaivén de sus caderas.
Acariciaba con cierta brusquedad los pechos de ella y le pellizcaba los pezones, pero su mirada ahora era mía. Me estremecí.
La chica gemía cada vez con más fuerza y él acabó tapándole la boca, se resistió. Entonces, por primera vez escuché su voz grave, sonora y melódica.
-Estate quietecita.- le ordenó.
Aquello en una situación normal me habría molestado, hubiese pensado que no tenía ningún derecho a tratarla a así, pero aquella chica era una zorra, ya no por la envidia que corroía mi sangre, si no porque yo misma me lo sentía, porque me hubiese dejado follar por aquel tío después de ella sin pensármelo dos veces. Sexo gratuito.
Antes de darme cuenta tenía la mano sobre la tela de mi ropa interior y volví a la realidad, como si me hubiesen dejado caer desde una nube.
Él levantó la cara al cielo y gruñó. En dos minutos, ya tenía la ropa arreglada, la bragueta subida y caminaba altivo hacia mí, dejándola a ella abandonada; se vistió de mala manera y salió corriendo en dirección contraría, él le había dicho algo desagradable, me hubiese gustado saber el que…
Se sentó junto a mí, dejando un margen de dos palmos entre nosotros, dos palmos femeninos.
-¿Te ha gustado?
-¿Disculpa?- me puse nerviosa y opté por fingir.
Se acercó a mi oreja y a unos centímetros me susurró: No te ha gustado, te ha encantado.
El calor comenzó en mi cuello y se esparció por el resto de la piel. Pero no me tocó, es más unos pasos que se acercaban cortaron con todo aquello que podría haber sucedido.
Era Lucía.
Él se puso en pie y me miró detenidamente, tenía la falda ligeramente subida.
-Espero volver a verte. Soy Daniel.
jaja, me encanta! Has subido la "dureza" (valga el símil!)y la intriga ^^
ResponderEliminarQuiero segunda parte!
(Denis)
Buuua, qué porno, sí señor *Enxu aplaude*
ResponderEliminarTiene mucho morbo =)