
Por aquella época era casi un dios para ella. Bram tenía doce años más que Chantal y una pose dura y retorcida que los niñatos de la edad de Chantal intentaban imitar inútilmente. Era pequeño y delgado y siempre llevaba unos pantalones vaqueros negros muy ajustados y camisetas llenas de rotos. Se cortaba el negro cabello a trasquilones y su rostro era atrayente y anguloso. A Chantal le había impresionado mucho el hecho de que no sólo hubiera estado en Londres, sino que, además, hubiese frecuentado el club nocturno de donde habían salido los primeros punks neogóticos.
Se acordó de la primera vez que oyó a Bram recitar sus poemas. Fue en la universidad. Ella llegó temprano para reservar un asiento en primera fila. Al acabar el recital, sintió el deseo de decirle algo, aunque no sabía qué. Pero todavía era muy joven y se sentía intimidada por las mujeres bellas y los chicos delgados y pálidos que se apiñaban alrededor del poeta. Chantal se mantuvo a unos pasos de distancia mientras él hablaba con una chica rubia que irradiaba un atractivo que ella no creía poseer. No obstante, al cabo de un rato, él la miró y la intensidad de su mirada hizo que Chantal se diera la vuelta y saliera todo lo rápido que le fue posible sin echarse a correr.
Después de aquella primera vez, Chantal no se perdió ni un solo recital de Bram. Una noche, según salía, sintió una mano en el brazo. Por alguna extraña razón, supo inmediatamente que era él. Se dio la vuelta y le dijo:
- Eres mi ídolo.
Después se sonrojó hasta las orejas. Él sonrió.
Para disimular su vergüenza, Chantal le preguntó algo sobre el tatuaje que tenía en el brazo. Bram le explicó que era un símbolo de los antiguos alquimistas. Le preguntó si creía que los metales se podían transformar en oro, pero no escuchó su respuesta.
- Vámonos – declaró Bram cogiéndola de la mano. Ella no preguntó adónde.
Se acordaba de la primera noche que paso con Bram como si fuese ayer. Cuando llegaron a los suburbios de Darlinghurst, él la condujo hasta un estrecho callejón y bajaron por unos escalones que conducían a un apartamento diminuto. En el salón había una cocina americana en una esquina, un sofá con los muelles rotos y gran cantidad de libros y discos desordenados por el suelo. En la otra habitación había una cama, mucha ropa sucia y una mesita baja con una pipa de agua y un cenicero repleto de colillas. El único otro mueble era una silla plegable de madera. El apartamento apestaba ahumo rancio, a humedad y a sudor. Bram abrió una nevera ancestral y sacó dos botellas de cerveza. Las abrió de manera rutinaria en el borde de la encimera, le dio una a ella y, sin mas preludio, se dirigió hacia el dormitorio. Ella observó las chapas que habían caído al suelo.
Siguió a Bram hasta la puerta del dormitorio. Él se estaba haciendo un porro sentado encima de la cama. ¿Qué estoy haciendo aquí?, se preguntó ella. ¿De verdad es esto lo que quiero? ¿Qué me seduzcan sin ninguna ceremonia, sin ningún romanticismo? Estaba nerviosa y excitada, y también un poco molesta, aunque más con ella misma que con él. Indecisa, apoyada en el marco de la puerta, se quedó mirándolo con la cerveza en la mano.
Bram le dio una calada al porro y se lo ofreció.
-Ven aquí, pequeña –dijo dando unas palmaditas en la cama.
-Natasha* -le corrigió ella en un susurro. Se sentía humillada. Ni siquiera le había preguntado cómo se llamaba -. Me llamo Natasha, y no soy tan pequeña. –Después bajó la mirada, consciente de que se estaba sonrojando.
-Ven aquí, Natasha –dijo él.
Ella no se movió. El se encogió de hombros y le dio otra calda al porro.
En las fantasías de Chantal, él se había esforzado un poco más por seducirla. En sus fantasías, él había fingido interesarse por sus poemas. En sus fantasías, él al menos la había intentado cómo se llamaba antes de intentar llevarla a la cama.
En realidad, cuando Bram la volvió a llamar estuvo a punto de irse.
Pero no lo hizo. No podía renunciar a sus sueños tan fácilmente. Se acostaría con él, pero bajo sus condiciones, no las de Bram. Se puso todo lo erguida que pudo; hasta entonces había estado un poco encogida para que él no pareciera más bajo que ella, que lo era. Lo miró a los ojos. El sonrió, pero ella le respondió con una fría mueca de desprecio.
-Quítate la camisa –le ordenó ella.
Él la miró sorprendido.
-¿O es que prefieres que me vaya a casa?
Chantal notó en la mirada de Bram que el juego le gustaba. Él apagó el porro en el cenicero, se quitó la camisa sin desabrochársela, se recostó y se apoyó sobre los codos.
-¿Y ahora qué, Natasha? –preguntó.
-Los pantalones, las botas, los calcetines.
Bram obedeció.
-Buen chico.
Chantal dejó la cerveza, sacó el mechero del bolso y dio la vuelta a la habitación encendiendo las velas que había colocadas en el suelo. Bram la observaba intentando parecer tranquilo, aunque es difícil parecerlo cuándo sólo llevas puestos unos calzoncillos rojos. Ella observó que se estaba empalmando.
Al entrar, Bram había encendido la lámpara de le estantería que había al lado de la cama. Ella se arrodilló sobre la cama para pagarla. Al hacerlo, él le cogió la pierna, justo encima de la rodilla, con su mano huesuda. Ella le miró la mano.
-Suéltame- dijo Chantal. Él la soltó y la miro con curiosidad.
Hombres. Hay que tratarlos con dureza para mantenerlos a raya. Que gran verdad. Se sentó en la silla y cruzo las piernas.
-Quítate los calzoncillos- le ordeno
Bram se los quito.
-Buen chico- volvió a decir ella con voz condescendiente.
El estaba mas salido que un toro semental. Ella se rió y eso pareció excitarlo todavía mas.
-Mastúrbate- le dijo.
El corazón le latía con fuerza. Estaba nadando en aguas desconocidas. Nunca había visto a un hombre correrse. Estaba hipnotizada por el ritmo de su mano y el olor a incienso de las velas. Separo las piernas.
Sin dejar de masturbarse, Bram observo como ella se quitaba la camisa uy luego la falda, muy despacio. Después vio como se desabrochaba los cordones y se quitaba los zapatos y los calcetines que, por supuesto, eran negros. Chantal llevaba puesta su combinación favorita, un modelito de raso negro que había conseguido a precio de saldo porque tenia descosido el dobladillo. Sin quitarse la combinación, se deshizo de las bragas contoneándose como una serpiente.
Se sentó y estuvo observándolo un rato.
Abrió las piernas un poco mas y se subió la combinación justo lo necesario para que el pudiera verle el sexo. Estaba empapada. Se metió los dedos dentro, los saco y se los chupo.
-Natasha, por favor – gimió el.
Ella no le hizo caso y se masturbo lentamente hasta alcanzar el orgasmo. Se sentía poderosa, atractiva y sucia; una combinación realmente maravillosa. Al correrse, echo la cabeza hacia atrás y cerro los ojos. No lo oyó levantarse, pero sintió sus labios calientes en el cuello y otra mano acariciando su sexo. Bram estaba inclinado delante de ella, besándole la cara, los ojos, el pelo.
Cayeron encima de la cama con una pasión irreprimible. El le chupo los pezones con fuerza. Ella castigo los de Bram con los dientes y las uñas y lo obligo a ponerse boca arriba. Lo hizo gemir frotándole la cabeza del miembro con los labios de su sexo, hasta que por fin lo engulló por completo, subiendo y bajando una y otra vez con todo el peso de su cuerpo. Luego se inclino hacia delante, lo abrazo y giraron hasta quedar tumbados de costado, todavía unidos, follando y besándose sin parar. A estas alturas, se estaban restregando sobre un charco de sudor compartido; Chantal no podía diferenciar los latidos de su corazón de los del corazón de Bram. El movía el cuerpo de ella como sus versos movían sus pasiones. De repente la agarro con fuerza de las nalgas y, con un grito entrecortado, se corrió dentro de ella. Al notar el chorro de esperma caliente, Chantal tuvo un nuevo orgasmo. Según yacían tumbados, jadeando, abrazados el uno al otro, Chantal supo que acababa de tener la mejor experiencia sexual de toda su vida. Por ser una mujer con poca experiencia, naturalmente, confundió el sexo con el amor.
Dianne
quien a escrito esto .O.!
ResponderEliminarflipa
Lil
lo he escrito yo ^^
ResponderEliminarDenis
Ok, pues te adoro Denis, porque era lo que quería. ESO ES LO QUE QUIERO EN ESTE BLOG!!!
ResponderEliminar(Y no lo pongo arriba porque me dijiste que se jodería la estetica del blog)
Me encanta, eres muuuuy buena :O
(Hago lo de mayores y menores :P??) XD
Ari
Me encanta muchísimo Denisss!
ResponderEliminarDiooooos, qué curradaaa!
Creo que hasta me ha puesto y todo! o_o
Genial genial geniaaaal!
Quiero máaaaaaaaaaas! (L)!
Denis, te amo.
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