
-Voy borracha.- Declara Lucía al entrar al baño, quiere cambiarse de ropa y quitarse sus tacones.
-Yo también.- admite Cesar mientras cierra la puerta con pestillo. –Necesito una ducha caliente.- Se saca la camiseta por la cabeza, Lucia deja de respirar (¿Cómo de caliente? Pregunta su perversa mente) y suelta una carcajada al verlo, llevaba meses sin observar el cuerpo de Cesar y no recordaba la manera en que la recalentaba.- Pero no mires.
-Claro que voy a mirar, te estás desnudando delante de mí.
Cesar sonríe ya en calzoncillos y apaga la luz del baño, se quedan en penumbras, aun se ve algo.
-Venga, date la vuelta.
Suelta una risita al ponerse de espaldas a la ducha, muerta de ganas por girarse y vislumbrar como el agua viaja por la piel de Cesar.
-Date tú también la vuelta, tengo que cambiarme.- Se descalza y consigue deshacerse de aquellas molestas medias que ha estado subiéndose toda la noche.- ¿Sabes? Siempre he querido acostarme contigo. – De nuevo ríe y se baja la falda empujándola con un pie.
El agua aun no se ha puesto en marcha y piensa en volverse para buscar la mirada de Cesar ante aquella declaración. No lo hace.
-¿Sigues ahí?- Pregunta esperando que él conteste.
-Sí.- Susurra despacio y cálidamente en el oído de ella, como un ronroneo, pecho contra espalda.
Lucia se plantea tirar las piernas hacia atrás y entrar en contacto pleno con él. Tampoco lo hace. No esperaba aquel asalto, pero lo estaba deseando. Las manos de Cesar se colocan al borde de su camiseta, tira hacia arriba. Cuando el trozo de tela cae al suelo, ella lo vuelve a apartar con el pie.
Deberían tener frío, en cambio arden.
Lucia empieza a darse la vuelta.
-Te he dicho que no mires.- Cesar la muerde en el hombro y sujeta sus manos.
La ropa interior de Lucia se humedece y gime un poco por la mezcla de dolor y placer que la deshace de dentro hacia fuera. Aprieta los dientes y se retuerce dando un paso hacia atrás. Él se mantiene en su sitio, al siguiente empujón pierden la estabilidad y ambos caen al suelo, Cesar la suelta y se echan a reír como dos niños que solo jugaban.
-¿Te he hecho daño?- Dice ella intentando ponerse en pie, él se lo impide y a base de hacer fuerza consigue tumbarla contra el suelo del baño, boca arriba. Cesar niega con la cabeza y gatea sobre ella hasta quedarse a la altura de su boca, no la besa, no se besan, se miran y sonríen con complicidad.
Bendita tortura puede llegar a ser una lengua, que inicia su recorrido en la oreja, descendiendo por el cuello, miles de llamas que encienden un cuerpo. Se detiene para deshacerse del sujetador de Lucia y se entretiene tras quitárselo, en sus pechos redondeados con piel de gallina, saliva por todo el cuerpo, llega al ombligo y juguetea con el piercing, continúa, evade las bragas, las salta y Lucia maldice. Mordisquea los muslos, besa sus rodillas y la mira. Ella está enfadada.
Cesar le coge las piernas y las separa. Entonces su lengua lame donde ella lo necesita con el tejido de por medio, mientras le pellizca el costado. Lucia le tira del pelo y alza las caderas. Se miran, se ríen.
Él se deja caer al lado de ella. Lucia cree que tiene fiebre por el cuerpo y no puede evitar los jadeos, todo el mundo da vueltas y las sombras se mueven a su antojo. Con un dedo recorre la piel de Cesar, despacio, muy despacio y le tararea una canción estúpida en el oído. Le muerde el brazo.
-Puta, duele.- se queja.
Sonríe y para. Para el mordisco, el dedo ha seguido bajando y ahora acaricia el abdomen, aplana la mano abarcando toda la superficie que puede, sin vergüenza se mete por debajo de la goma del slip, él cierra los ojos, pero ella no puede verlo con claridad. Envuelve el miembro, se relame los labios.
-¿No ibas a ducharte?
Ahora es la mano de Cesar la que se cuela entre la humedad de Lucia. Se imagina a toda la gente que debe haber bajo y eso la excita más. Ambos aceleran el ritmo. Pega el cuerpo al de él, sus pezones endurecidos acarician el pecho de Cesar. Le lame el cuello sin dejar de masturbarle y busca su boca, de nuevo a escasos centímetros y los gemidos de uno se confunden con los del otro, huelen a alcohol. Él se acerca, quiere besarla, Lucia se aparta y sonríe, aquello acaba en bocado, ese es su castigo, pero cada vez que Cesar le clava los dientes Lucia cree morirse del gusto.
Empiezan a temblarle las piernas, lo sostiene con más fuerza, le besa la oreja, le jadea, mordisquea su lóbulo y se deshace contra la mano de él. Cuando Cesar ve como Lucia arquea la espalda aprieta la mandíbula y pone esa cara de malo que ponen todos, lascivia, se corre. Ella se ríe satisfecha, aun están borrachos. Alargan la mano hasta el bidet para lavársela y se acurrucan después el uno en el otro.
Tocan a la puerta, cierran la boca, intentan abrir.
-Ey, quien esté dentro que abra.- dice una voz al otro lado.
Cesar señala a Lucia y le hace un gesto para que hable. Ella duda.
-No puedo, ahora saldré, se me ha caído encima bebida y voy a darme una ducha caliente…
Si alguien vuelve a preguntarme haré otro ¬¬
Me gusta mucho. Lo de que estén borrachos le da un toque bastante realista. Pero... ella como se llama, Lucía o Claudia?
ResponderEliminarMierda, se me ha colado un Claudia T_T ella es Lucia, solo que al pricipio se llamaba Claudia.
ResponderEliminarSorry!
jajajajaj el otro dia me paso a mi ^^
ResponderEliminarno te subestimes...
enserio...
es flipante.
ah vale, es que digo uy, son dos chicas' entonces no lo he entendido..
ResponderEliminarpero en serio,es una pasada, como todos los que escribes
te quiero Ari=)